martes, 19 de junio de 2007

La mula de tres patas.

Una de las mejores maneras de entender una cultura, de conocer una idiosincracia, de explicar ciertas posiciones es a través de las historias, los mitos y las leyendas que nacen al rededor de una población o localidad. De tal manera, con el propósito de acercarlos mas al municipio de San Pedro transcribiré uno de los cuentos relatados por los abuelos desde tiempo atrás.

A pesar de que los cuentos de brujas, duendes, entierros, diablos y minas me daban miedo, al oirlos esa tensión me mantenía despierto y me obligaba a escucharlos. Por iniciativa mía los tíos y los abuelos terminaban contanto cuentos de esta índole, casi todas las noches.

Ellos además de esas leyendas, se sabían otros: Caperucita roja, el pastorcito mentiroso, los cuentos de las mil y una noches y no me acuerdo cuales más. Sin embargo, mis abuelos y mis tíos eran más expertos en cuentos de terror.

Una de tantas noches, la conversación se había vuelto muy miedosa: los tíos contaban que en el pueblo todo el mundo estaba aterrorizado, porque la gente estaba diciendo que iba a haber tres días de oscuridad, en los cuales sólo prenderían las velas benditas y ningún otro fuego alumbraría, ni aún la luz eléctrica. También en esos tres días habría temblores de tierra, terremotos, cataclismos y no sé cuáles otros castigos mas caerían sobre la tierra, debido a los pecados de los hombres.

Mis abuelos y mis tíos tenían mucho miedo, a pesar de éramos muy religios y todos los días rezábamos el santo rosario en familia, ya que la finca quedaba distante del pueblo y por lo tanto no podíamos ir a misa.

Nunca en mi vida había tendio tanto miedo_, dijo el abuelo sentado en su banqueta, _ como aquel que sentí un domingo en la noche. En esa ocasión no salí a llevar los quesitos y las mantequillas al Cañón, como era mi costumbre el lunes en la madrugada. Esperaba llegar tempranito al sitio, para coger el tren y en las primeras horas llegar a la Villa (Medellín).

De un momento a otro, las dos mulas que llevaba cargadas empezaron a parar las orejas y se oyó un tropel raro, somo si fuera el trote de una bestia con tres patas. Las mulas se abrieron a correr camino abajo y yo me quité el sombrero y me agarré a correr detrás de las mulas.

Fue tanto el miedo, que al llegar a la Posada de Sixta Martínez sin mediar palabra y todavía con el pelo erizado, le pedí un aguardiente doble.

¿qué te paso hombre, Juan Crisóstomo, que venís como alma que lleva el diablo? dijo uno de los arrieros que había en la fonda.

Después de haberles contado lo que me había sucedido, otro de los arrieros dijo: esa es una mula endemoniada. Anda buscando la pata que le cortó el cura de San Pedro en una pelea, porque está lo tumbó cuando iba a confesar a un enfermo grave; como la mula no lo llevó a tiempo, el enfermo murió sin confesión y el cura la maldijo y la condenó a caminar coja toda una eternidad. Igualitico a la maldición del judío errante.

Papito, pregunté: ¿qué quiere decir, que el cura la maldijo?.

Vea mijo, (respondió el abuelo)_: los curas son los representantes de Dios en la tierra y sus palabras son las de Él. La maldijo, quiere decir que por haber osado pelear con el representate de Dios y haberlos tumbado para que no llegara a tiempo, el moribundo se quedó sin confesión. El cura la maldijo diciéndolo que toda la eternidad caminaría coja, ya que su mocho no se serviría para nada. Y lo que dices los curas siempre se cumple.

El arriero continuó diciendo: con esta maldición encima, la mula se convirtió en el mismísimo Satanás: todas las noches, cuando el reloj marca las doce, empieza a relinchar, a dar fuertes resoplidos y se desboca camino abajo, en busca de las almas que están en pecado mortal.

Un tercer arriero, de sobrenombre carisucia, agregó: oíste, Juan Crosóstomo: ¿no sentiste el hedor tan fétido de sus orines, ni viste cuando la mula echaba chispas por la boca y por las herraduras?.

¡ Qué iba yo a sentir y a ver con el miedo tan grande que tenía! yo me abría a correr.

Carisucia continúó su histoia: pero eso no es nada: lo peor de todo es que la mula anda buscando personas en pecado mortal y cuando las encuentra se hace la masitica para que éstas se le monten y cuando están encima sale corriendo con ellas para los mismísimos infiernos, dejando un hedor inmundo, a puro azufre, a puro demonio. Otros arrieros me han contado que en el camino viejo de Donmatías, por los lados de la vereda la Apretel, ya han encontrado personas muertas con el cuerpo todo chamuscado, con las señales del diablo en la cara y con un fuerte olor como de azufre...

¡ De la que te salvaste, Juan Crisóstomo!. eso es un premio del Señor de los Milagros, porque vos hacés todos los primero viernes. y no te dejés coger nunca más de la noche por este camino: esa mula siempre sale por estos lados.

Al tiempo que el abuelo refería el cuento, el mido se apoderaba de mí y cuando terminó su historia, le dije: papito, yo no soy capaz de dormir esta noche: tengo miedo. El me acunó en sus brazos, me asurró algunas palabras dulces, y como slía suceder, sin saber en qué momento, me quedé dormido.

Tomado de los cuentos del abuelo. Autor: Ovidio Tamayo Lopera

viernes, 8 de junio de 2007

El Legado del Futuro

El proceso productivo colombiano, ha desencadenado una lucha sin tregua contra el stock de capital natural. Los procesos de industrialización, son cada vez más voraces y la transformación de los recursos naturales y bienes intermedios en bienes de consumo final se convierten en una realidad. lo cual es consecuencia del mal llamado progreso.

Es así, como la sociedad civil, las entidades ambientales y el mismo gobierno, entre otros; deben jugar un papel fundamental en la construcción de una política ambiental que propenda por un aprovechamiento equilibrado de los recursos naturales.

Esta política debe encontrar un equilibrio entre los subsistemas social, económico y ambiental. Así mismo, lograr un desarrollo sostenible y armónico de las poblaciones y su entorno natural. Debe producir un cambio cultural y una nueva y diferente relación entre el hombre y la naturaleza. Una cultura de repeto, de convivencia y de solidaridad. Una cultura que le permita a las generaciones venideras el disfrute de los bienes y servicios ambientales del mundo de hoy. Una cultura que deje un legado del presente para el futuro.

Por esto, no se debe escatimar en esfuerzos e implementar todo un plan de acción en pro del legado del mañana. Un plan que logre una sinergia estratégica entre el sentido común, la solidaridad, la educación y la norma. Un plan, que se de a la tarea de buscar nuevos y mejores instrumentos educativos y de cultura ambiental. Un plan que logre cambios importantes en la manera social de ver el desarrollo. Un plan que logre dicernir, la clave de los instrumentos de imposición y control y pueda implementarlas satisfactoriamente. Un plan, que logre una inversión tal, que pueda implementar campañas de conservación y/o recuperación de ecosistemas altamente alterados por el hombre.

Finalmente, dichas políticas deben lograr que la sociedad entienda que los recursos naturales son vitales y totalmente necesarios para todos los procesos productivos, por ello, una valoración económica adecuada en los mismos, lograría mas rentabilidad y menos costos sociales