viernes, 6 de julio de 2007

Medellín: Una ciudad que maulla en las noches.


Los secretos nocturnos que guarda una ciudad de belleza incomparable de noches estrelladas, viento costero y mujeres celestiales, diosas dispuestas a complacer hasta el mas oscuro deseo sexual en el caminante. Esta es la Medellín de mis amores, una noche desde el ojo atento de mi hermana y una descripción sin igual.

"Caminar Medellín de noche es una verdadera aventura. Pero deambular por bares strippers, cines triple x, tiendas de sexo y moteles es un privilegio. Lugares que todos los de nuestra especie hemos caminado o por lo menos hemos querido caminar.

Así somos los gatos: déspotas, promiscuos, nocturnos, tiernos, galanes hogareños (los que tenemos casa) y muy glotones; personalidad que nos sirve para darnos ideas e inventarnos la manera de salir de casa todos los fines de semana. Como soy soltero –aclaro- no tengo que rendirle cuentas a nadie, y si tuviera pareja mi promiscuidad tampoco permitiría que le fuera fiel a una hermosa gata.

Mucho gusto, mi nombre es Rocco y vivo por el Estadio, cerca del Obelisco en el séptimo piso de un edificio, Casa Blanca. El nombre le hace honor tanto al color del edifico como al de mi pelaje. Todos dicen que soy un gato fino por mi apariencia, pero ¡hay si supieran de mis patrañas! Pobres de algunos humanos, viven engañados de por vida. Jejejeje.

El amor a las noches sombrías, rumberas y sexuales de Medellín, lo adopté por varios motivos:

Primero, Alejandra mi dueña y única amiga es bailarina, y su vida naturalmente es más nocturna que diurna. Ella casi siempre piensa cosas incorrectas, cosas fuera de sí. Así es su vida, desordenada y no planificada. Pero bueno, eso no importa porque así la quiero y ella me quiere a mí. Como yo soy tan buen alumno, he aprendido de ella casi todas mis manías, pero tengo que admitir que hay unas que son muy mías, muy naturales de nosotros los gatos.

Segundo, amo ver el panorama nocturno de Medellín desde el balcón de mi casa. Siempre tengo que verlo desde la mecedora por falta de unas piernas largas, bien torneadas y bronceadas, así como los de la monita… ¡esas piernas me encantan! Pero a falta de unas piernas como esas, tengo unas patas armadas de una agilidad espléndida y unas garras con las que me trepo en la mecedora siempre confortable, y paso noches plácidas acompañado de la luna, a veces de Alejandra y otras veces de las dos…Esas son las mejores noches, cuando las tengo a las dos para mí solito.

Adoro observar el contraste que genera la oscuridad con las luces artificiales de las casas, de los edificios, de los bares, del Metro, de los carros y del Estadio.

Y tercero, y la más importante adoro el olor a licor costoso y barato, los gemidos eróticos, las miradas perdidas, los piropos e insultos de los hombres, nenas desnudándose al son de baladitas americanas o de reggeton y las orgías.

Me siento como pez en el agua cuando llega el fin de semana y sé que puedo ir a deleitar la vista con ustedes los humanos y las cosas que hacen para divertirse.

Es viernes y empezó el fin de semana. Me siento como en mis mejores días, de hecho viernes, sábado y domingo son los mejores días de la semana. Son los días en los que puedo meterme las escapaditas.

Son las 10 de la mañana y espero a que la Mona llegue del trabajo, de la casa de su novio o yo que sé, quizá está saliendo de una rumba de electrónica. La espero mareada por el ron y con los ojos medio volados por la cantidad de popper que pudo haber consumido.

La espero en su cuarto, encima de su cama. A ella le gusta llegar y encontrarme en su cama para ponerme de almohada. Le gusta sentir mi respiración en su cuello y sentir mi pelaje suave y largo en su nuca. Y yo adoro acariciarla todita con mi cola larga y suavecita. Mientras duerme, paso mis garras por su cara y a veces no me percato de lo largas que las tengo y que no le estoy dando una caricia, sino un doloroso pero tierno rasguño, entonces siento el grito desesperado e iracundo de mi monita linda y luego viene lo peor; corta mis garras prácticas y dignas de un gato como yo. Porque gato que se respete trepa muros y anda sobre los techos en busca de ratitas inmundas y mirando niñas lindas. Pero sin mis uñas se me complica la vida. ¡Como le gusta complicarme la vida, con tal de ella estar bien! Después que me ha cortado mis garritas, recupera las ganas de dormir y lo hace hasta que el sonido de las tripas la despierte por el hambre que la invade. Entonces se levanta, prepara y sirve el almuerzo para los dos.

Mientras camina a la cocina con su blusón cortito, aprecio el contraste de sus piernas largas y tonificadas por gajes del oficio, y su cabello mono, largo y rizado oliendo a manzana y sudor natural. Me gusta como huele la monita a las doce del día. Sin haberse bañado, su cuerpo expide una combinación de olores: sudor propio, licor, humo de cigarrillo, gasolina y maquillaje.

Llega a la cocina y mientras prepara unas deliciosas pastas con atún, yo la observo cuidadosamente parado en el mesón. Mientras las pastas se cocinan, sirve en mis tres platos agua carne y mucha leche respectivamente. Ella sabe que cuando no llena hasta el tope alguno de los tres platos, le reclamo rasguñando sus tobillos. Como es de linda la monita que ya me conoce y prosigue a llenar los platos con mi comida preferida: carne con queso fundido, mucha leche y agüita para tomar a la media hora de haber cenado. Algo exigente, no?

No se confundan, si pensaron que mi comida preferida eran las ratitas, pues que pena contradecirlos. Cazo ese animal inmundo por instinto, porque soy un gato, pero la verdad es que esa cosa sabe horrible. Lo que motiva la cacería, es ver su cara de desesperación y sus chillidos antes de la estocada final.

Cuando las pastas están listas, nos vamos los dos juntitos para la alcoba a saciar el hambre después de una noche de rumba, degenere, licor y trabajo. ¡Excelente combinación!

Mientras comemos, vemos Batman regresa. Huyyyyy la verdad es que no me canso de ver a esa gatita divina, después de la monita, esa gata. Ella es sensual, atrevida, sexy y arriesgada. ¡Qué gata hermosa y picante!

Llega la noche y muy ansioso espero la hora en que Alejandra se vaya a trabajar para yo poder salir en busca de aventuras. Licor, rumba, bailes eróticos, ambientan las noches de los paisas más atrevidos, que como yo, han dejado el pudor por diversión, necesidad o adicción. ¡Qué peligro!

Son las 8:45 p.m. y Alejandra sale con su maleta llena de vestuarios. ¡Mmmmmmm! si supieran como se le ven el traje de marinera, el de country, o el de gatita. A decir verdad parece una diosa con esa ropita chiquitita. Abajo la esperan sus compañeras de trabajo y yo empiezo a tramar el recorrido de la noche. Sé que tengo mucho tiempo para hacer mis cosas, antes de volver a ver a la monita.

Desde la mecedora del balcón alcanzo a vislumbrar que con su mano me dice: adiós nene, te manejas bien, ojo con los daños en casa, ojo con las escapadas nocturnas, ojo te roban en la calle y no te vuelvo a ver jamás. Y yo le respondo en tono burlesco: no te preocupes monita, todo va estar bien, hoy me quedo en casa juicioso, hoy no perderé el fundamento. Pero más me pueden las ganas de dejarme robar de una belleza como tú. Una gatita con pelaje amarillo y con esa boquita rosadita como la tuya, que tenga tu porte, una hermosa sonrisa y que mueva su cola como tú. Una belleza que comparta su noche con la mía.

No esperé a que el carro diera vuelta en la esquina para empezar a saltar de techo en techo.

Mientras camino por los techos llenos tejas podridas a causa de la humedad, aprecio a las nenas más lindas desde arriba. Logro ver sus pechos, sus nalgas y sus cabellos brillantes, pero no me conformo con eso. Entonces aprovecho la gran facultad que tengo de caer parado y me lanzo al vacío para desde las aceras caminar disimuladamente entre piernas humanas, llantas de carros y de motos y entre el polvo de las calles.

Desde abajo vislumbro el mundo de manera más diferente, siento el peligro excitante de ser aplastado por unos de esos pies o de ser arrollado por un carro. Sin embargo, son más las cosas positivas que las negativas. Sé que la sed que me invade de ver figuras femeninas bien contorneadas y sentir sus perfumes y sudores muy pronto me serán saciadas.

Entonces veo a una mujer divina y muy ligera de ropas. Me decido a seguirla y veo que entra a un lugar sobre la avenida 70. Me siento atraído por la luces neón, el olor a cerveza, perfumes baratos y cigarrillos y gente haciendo fila para sumergirse en una noche de pasión, sensualidad y sexualidad.

Al entrar al sitio y burlar al vigilante del bar, un pasillo vagamente iluminado recibe a los espectadores. Las personas -entre meseras y clientes- se confunden por el humo denso que navega en el aire. La música fuerte y el fogaje provenientes del salón, permiten a los visitantes hacerse a una idea del ambiente que les espera

Desde una viga en el techo, miro como las personas del lugar observan embelesadas, con mirada penetrante y libidinosa el show de la gatita rubia. Mientras tanto, sin dejar de contemplarla un instante, ella se libera de su vestuario también negro, contorneando sus caderas y deslizando sus manos por su cuerpo de manera cada vez más llamativa y atrayente

Con todas las miradas penetrantes encima suyo y como música de fondo la canción “Hotel California” de The Eagles -que parece transportar su mente a otro lugar- la bailarina se deshace sensualmente de la última prenda que cubre su cuerpo sudoroso; el único que durante el show siempre está presente. Conociendo de cerca el oficio por mi experiencia con amigas de Alejandra, sé que todas prefieren pensar que están ausentes, que están en un lugar hermoso y que no necesitan de tanto sacrificio para ver sus sueños realizados. Sin embargo hay unas niñas que verdaderamente los disfrutan como mi mona. Ella es una mujer de armas tomar y ve su oficio como un arte y no como algo de lo que se tenga que avergonzar.

La puerta de Son las once de la noche y después de presenciar una última función, algunos hombres que entraron solos se despiden del lugar acompañados; otros sólo se limitan a seguir disfrutando de cervezas, música y shows stripper que irán hasta altas horas de la madrugada. El lugar huele a labial barato, a hombres y mujeres rodeados de soledad.

A mi lado y sin darme cuenta tenía una hermosa gatita. ¡Tal y como la imaginé al empezar la noche! Dijo que había llegado hacia mí por el reflejo de las luces neón con mi pelaje y mis ojos, por el aroma que expedía mi cuerpo - buena loción la que me obsequió Alejandra- y por la manera de caminar y de mirar. Noté que era una gata parecida a mí. Una gata aventurera, una gata muy felina, una gata muy sexual. Entonces la invité a culminar la noche en un motel: punto cero, un lugar donde hombres y mujeres sumergidos en el olor del alcohol y el cigarrillo buscan amanecer con sus cuerpos desnudos y entrelazados. Un lugar donde después de la faena, huele a sudor, a saliva, a cerveza, a ron, a aguardiente y a perfume barato.

Los dos nos dedicamos a mirar a través de la ventana, sin poder evitar la excitación del momento.

Son las 4:30 de la madrugada y presenciando una imagen que muestra sólo piel y sudor humano, decidimos irnos a casa trepando de techo en techo. Tal vez tendré una relación amorosa y seria con la gata linda-de la que ni siquiera sé el nombre-. Pero lo que importa es que compartimos los mismos gustos y los mismos intereses. Fue difícil encontrarla, pero al fin la encontré. Una gata que sea libertina como yo y que disfrute de las noches sombrías y sexuales de la Ciudad."
María Natalia Tamayo Zuluaga

jueves, 5 de julio de 2007

Oda a la Libertad

I
Hoy los ríos están blancos
caudalosos de verdad
cantan, cantan sus sirenas
ellas piden libertad.
II
El boom boom de los tambores
y los pitos no dan mas
hoy empieza pues la lucha
todo esto cambiará.
III
Ahí va aristi, va marchando
Maria Luisa tambien vá
encabezan pues la marcha
Esta guerra no va mas.
IV
Es el pito de los carros
o que el cielo azul está
optimismo de las masas
proclamando libertad
V
Es un pueblo fervoroso
oprimido sin cesar
gritan todos clamorosos
que el secuestro cese yá.
VI
Quiubo hermano dice Juanes
esta vaina va a cambiar
griten todos pues conmigo
que la selva escuchará.
VII
Que me dicen de Fajardo
un alcalde sin igual
a Colombia nuestra patria
Medellín se le unirá
VIII
Libertad dice Gaviria
Es que el fín empieza yá
esta guerra sin sentido
la tenemos que acabar
IX
Son los niños y los viejos
una marcha sin edad
empresarios y venteros
todos juntos vencerán.
X
Ya las rimas se acabaron
terminaban con la a
un llamado mis paisanos
a que hagamos ya la paz